El arte es un instrumento que permite la comunicación y expresión de historias personales, de puntos de vista, de emociones, de situaciones que afectan de algún modo a las personas… y por ello, todos los humanos son sensibles a él, sea cual sea su forma (pintura, escultura, arquitectura, danza, música o teatro entre otras). El arte provoca en los individuos estados emocionales de diversos tipos ya que, por ejemplo, ante una pieza de música se puede sentir felicidad, ira, entusiasmo, tristeza, tranquilidad…
Psicología y Arte han estado relacionadas a lo largo de la historia de la humanidad: ya en épocas prehistóricas los hombres y mujeres contaban historias a través de las pinturas rupestres, convirtiendo el arte en una forma de lenguaje que ha permitido a generaciones posteriores conocer su estilo de vida. También los antiguos griegos opinaban que el teatro podía tener efectos catárticos y, por tanto, terapéuticos. Otro ejemplo podría ser cómo el Psicoanálisis influyó en las creaciones de los surrealistas. Como consecuencia, nació la «Psicología del arte» que estudia los procesos cognitivos implicados en la creación y en la apreciación del arte (por ejemplo, la percepción, atención, memoria), los cuales pueden variar según la edad de la persona, su cultura o la época en la que vive.
Hay numerosos pensadores han hablado sobre el arte y su influencia en las personas, su desarrollo individual y social, entre ellos: Platón, Horacio, San Agustín, Hume, Kant, Darwin, Nietzsche, Vigotsky, Freud, Gadner, Fromm… Según algunos el arte permite educar a los individuos y las sociedades, según otros permite el desarrollo evolutivo, social y mental, así como la expresión emocional.
El síndrome de Sthendal
Quizá el Síndrome de Sthendal, también llamado Síndrome de Florencia, sea una de las representaciones más evidentes de como el arte impacta sobre nuestro mundo interno a través de las emociones.
El origen de éste se remonta al siglo XIX, cuando el famoso escritor francés Henri-Marie Beyle, cuyo pseudónimo era Sthendal, encontrándose en la basílica de Santa Cruz en Florencia (Italia), comenzó a experimentar unas emociones muy intensas ante la belleza que contemplaba. Según describió posteriormente en su escrito «Nápoles y Florencia: Un viaje de Milán a Reggio«, allí llegó a sentir un fuerte y rápido latido de corazón que le hacía temer desvanecerse.
Sin embargo, no fue considerado síndrome hasta 1979, cuando Graziella Magherini, psiquiatra florentina, lo clasificó y categorizó como Síndrome de Sthendal. El nombre de Síndrome de Florencia lo recibe debido a que se han encontrado muchos casos similares cuando los viajeros visitaban la bella ciudad de Florencia.
En la actualidad parece que se ha probado la existencia de esta enfermedad psicosomática. Los síntomas más habituales son:
- Elevado ritmo cardíaco
- Vértigo
- Trastornos de la percepción (de sonidos, colores y formas)
- Confusión
- Ansiedad y depresión
- Sudores
- Mareos
- Sensación de falta de aire
- Fenómenos disociativos como sentir que se levita
A veces se pueden presentar otros como las alucinaciones o episodios psicóticos, miedo a perder el control y dañar las obras, estados de disociación y amnesia más duraderos…
Normalmente, aquellos que lo sufren lo describen como una sensación desagradable parecida a la que se siente cuando se padece un ataque de ansiedad.
Según los estudios, la principal causa de este síndrome reside en la capacidad de los humanos para sugestionarse, en este caso, ante el arte.
Arteterapia
Está claro que el Arte tiene el poder de emocionar a las personas, pero, ¿se puede aprovechar esto con fines terapéuticos como pensaban los antiguos griegos?
Muchos psicoterapeutas y artistas piensan que si y por ello, han desarrollado técnicas que podrían englobarse en lo que llamamos «Arteterapia», que consiste en utilizar las artes plásticas para recuperar o mejorar la salud y el bienestar psicológico y social.
Los principales objetivos de este tipo de psicoterapia son:
- Lograr la expresión y liberación emocional, en especial de aquellos sentimientos de los que más dificil resulta hablar.
- Incrementar la autoestima y la confianza en uno mismo, además de mejorar otras habilidades personales y sociales.
- Generar una forma de comunicación más fácil para la persona.
Hay muchas aplicaciones de la arteterapia: sirve para tratar enfermedades degenerativas, trastornos del estado del ánimo y de la alimentación, adicciones, dificultades del aprendizaje, trastorno del espectro autista, fobias, traumas, discapacidades físicas o psíquicas, para trabajar con personas hospitalizadas o en rehabilitación. No obstante, todas las personas pueden disfrutar de los beneficios de la arteterapia (incluso si no se tienen capacidades artísticas).
Entre las ventajas de este tipo de terapia encontramos:
- Alivio y expresión de las emociones y sentimientos. Otra ventaja a nivel emocional puede ser el sentirse satisfecho con lo que se hace y encontrar algo que gusta o relaja.
- Mejor conocimiento de uno mismo.
- Resolución de conflictos internos o externos.
- Crecimiento personal (dado que se desarrolla una forma diferente de comunicarse que puede ser muy enriquecedora).
- Acercamiento a otras personas (evita el aislamiento social).
- Mejora de las capacidades cognitivas y motoras.
- Integración de las situaciones vividas (por ejemplo, aceptar y aprender a vivir con las experiencias que han supuesto un trauma para la persona).
Además de la arteterapia, existen también otras terapias que utilizan la danza (danzaterapia) y el teatro (teatro terapéutico) como recursos para fomentar el bienestar y la salud mental.
«El arte es sobre todo un estado del alma».
Marc Chagall (pintor francés, 1887-1985).
Rosa I. Hidalgo-Barquero Torres
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