Primeros Auxilios Psicológicos y Emocionales (PAPS)

Personas dandose la mano

Tras aproximadamente 50 días de confinamiento por la COVID-19, mañana sábado 2 de mayo comienza la desescalada, con la que se podrá salir a pasear, a hacer deporte y progresivamente podremos ver a familiares, amigos, visitar restaurantes, tiendas, etc.

Si bien las buenas noticias alivian sufrimiento y ansiedad y ofrecen una perspectiva más esperanzadora en la mayoría de los casos, no todo el mundo se enfrenta a esta nueva etapa del estado de alarma con la misma actitud y energía. Algunas personas empiezan a experimentar las consecuencias del confinamiento y necesitan algo más que salir de casa para recuperar el equilibrio emocional, pues experimentan ansiedad y graves alteraciones del estado del ánimo, miedo intenso a un rebrote, al contagio o inseguridad al salir de nuevo a la calle, entre otras. Aunque estas reacciones, en principio, son normales y en la mayoría de los casos se irán solventando por si mismas (pues todas las personas tienen la capacidad de afrontar los desafíos de la vida), si se alargan en el tiempo o si son incontrolables por la persona y requieren de ayuda externa, es importante que se sepa reaccionar adecuadamente, para evitar agravar el problema.

mujer traumatizada

Así, aunque los Primeros Auxilios Psicológicos y Emocionales (PAPS) son una herramienta pensada para afrontar situaciones de crisis graves y estrés emocional intenso (una catástrofe, un accidente, desastres naturales, muertes inesperadas…), pueden ser también útiles en situaciones que pueden tener lugar en los próximos días (puesto que, como se decía en el post anterior sobre el trauma, el momento que atravesamos tiene características y potencial traumático).

¿Qué son los PAPS y por qué pueden ser útiles en el momento actual?

Los Primeros Auxilios Psicológicos, también llamada Primera Ayuda Psicológica son aquellos que se prestan de forma inmediata a la persona que se encuentra en situación de crisis y pueden ser aplicados a menores o adultos por igual.

Su aplicación y duración es muy corta (de minutos a horas después del incidente)  y suelen ser proporcionados por familiares, amigos, policías, maestros u gente que se encuentren en ese momento cerca de la persona afectada. Además se suele prestar este tipo de apoyo o ayuda en ambientes informales (la calle, la casa, la escuela…) aunque, en todo caso, se debe velar por que sean sitios donde esté segura.

Chico siendo apoyado

Los objetivos que persiguen estas acciones son:

  • Proporcionar apoyo y permitir el desahogo o ventilación emocional, es decir, facilitar la expresión emocional, especialmente de emociones desagradables( miedo, enfado, angustia, ansiedad, tristeza…), mediante la escucha activa y la comprensión.
    • Evitar la violencia. A veces, cuando las personas viven situaciones estresantes tienden a reaccionar con violencia y agresividad hacia si mismas o hacia otros.
  • Facilitar a la persona el acceso e información a recursos de apoyo, pues tras esta primera ayuda, habitualmente se necesita otro tipo de intervención psicológica especializada de la que se hará cargo profesionales cualificados y habilitados para llevarla a cabo.

El trato personal en los PAPS

Otras cuestiones importantes que deben tenerse claras antes de aplicar la Primera Ayuda Psicológica son:

  • Lo primero es protegerse y cuidarse a uno mismo, de no hacerlo, no sólo puede acabar más dañada la persona a la que se quiere asistir, sino que también aquella que ofrece la asistencia.
  • Es importante conocer los propios límites y, si se siente que la situación escapa a la  competencia o supera la capacidad emocional de quien va a intervenir, esta deberá buscar a otros para atender a la persona angustiada. Debemos estar seguros de que nuestras acciones no van a dañar o poner en peligro a nadie.

Persona siendo ayudada

  • Proteger en la medida de lo posible a las personas a las que prestemos la ayuda de cualquier nuevo daño físico o emocional que se pueda producir. Buscar lugares tranquilos y libres de amenaza.
  • A veces, a pesar de la buena voluntad con la que se preste la ayuda, en situaciones de urgencia y estrés se imponen cosas que no quieren o que no respetan los derechos, características o dignidad del/la afectado/a. Por ello, se debe tener en cuenta lo siguiente:
    • No utilizar la posición de poder que confiere el rol de cuidador/a-ayudador/a para abusar o  exigir o pedir cosas o comportamientos que vulneren los derechos de las personas o que sólo le beneficien a usted.
    • Se debe tratar a la gente con respeto y de acuerdo con sus normas culturales, religiosas y sociales, el género, la edad… sin caer en la discriminación por cualquiera de estas cuestiones.
    • No tocar a la persona salvo que esta nos lo pida o nos de su consentimiento tras preguntarle si quiere ser tocada. El contacto físico puede doler o, incluso, hacer revivir sucesos que provocan reacciones emocionales intensas.
    • Comunicarse con las personas de forma honrada, clara y generando confianza. No prometer nada que no esté basado en evidencias o pueda crear falsas expectativas.
    • La comunicación ha de ser, también, calmada y paciente, con un lenguaje verbal y no verbal que transmita tranquilidad a la persona que está angustiada, nerviosa o confundida y demostrar comprensión. Todo ello hará que se sienta a salvo y asistida de forma respetuosa y adecuada.
    • Respete el derecho a la libre toma de decisiones. No todas las personas que estén experimentando una situación crítica querrán ayuda. No se debe forzar a nadie a recibir la ayuda si no la quieren, pero se puede seguir disponible por si en otro momento la necesitara y la pidiera.
    • Ser consciente de los propios prejuicios y estereotipos, tratando de mantenerlos al margen o, de no ser posible, retirándose de la intervención.
    • Respetar la intimidad, la privacidad y la confidencialidad de lo que cuente la persona salvo que sea completamente necesario contarlo para protegerla.
    • Cuando llegue ayuda especializada permitirle expresarse con sus propias palabras, siempre que esto sea posible. Evitar la infantilización, paternalismo, ofrecer autonomía y dignidad a la persona.

Persona afectada recibiendo primeros auxilios

¿Cómo se prestan los PAPS?

Los Primeros Auxilios Psicológicos se basan en varias acciones:

Observar

Lo primero que se debe hacer al detectar que una persona esta en una situación de crisis o ha quedado afectada por ella es comprobar la seguridad (recordando que no se puede intervenir hasta que tanto quien es asistido como la que presta la ayuda no estén a salvo) y llevarle a un lugar tranquilo. El heroísmo en estos casos puede dañar más a las personas presentes. Al igual que en los Primeros Auxilios Médicos, se debe respetar la conducta PAS (Proteger, alertar y socorrer).

Así mismo, se deberá comprobar si tiene necesidades básicas urgentes (atención médica, sed, frio, seguridad…). En caso de que así sea se procurará atender estas necesidades en primer lugar, acercándose a la persona cuidadosa, calmada, respetuosa y lentamente para evitar reacciones de angustia y/o violentas.

Si se detecta a más de una persona implicada, priorizar a las que presenten reacciones más graves (por ejemplo, ataques de ansiedad).

 

Escuchar

Se preguntará qué necesita, en qué se la puede ayudar, qué le preocupa y nos prestaremos a escuchar de forma activa y empática, tratando de comprender lo que le ocurre. Es importante que la persona sienta que se está disponible para escuchar y prestar la ayuda que requiera, pero no agobiar con preguntas, ni forzar que hable si no quiere.

Cada persona tiene unos mecanismos de defensa y de afrontamiento que permiten la defensa de situaciones que dañan a los humanos, si se fuerza a una persona a hablar o a enfretarse con una realidad para la que no está preparada emocionalmente, se pueden destrozar estos mecanismos y retraumatizar y aumentar el daño ocasionado, por eso se debe respetar el ritmo de las personas para hablar de lo que les ocurre o necesitan. También puede ocurrir que la persona esté confusa y no sepa qué ha pasado, qué siente o qué necesita. 

chica en situación de crisis

Nuestra presencia ha de calmar, hacer sentir segura y tranquilizar al individuo, de no ser así, es mejor que nos retiremos. Lo ideal es que la persona pueda gestionar sus emociones en nuestra compañía, para ello podemos utilizar técnicas de mindfulness:

  • Se le puede pedir que centre su atención sobre algún objeto, sonido del ambiente o parte del cuerpo y haciendo que describa sus características, como lo siente al tocarlo, etc.
  • También puede centrarse en su respiración, aunque esto no siempre es sencillo, especialmente si se siente mucha ansiedad. Por eso se le puede dar una bolsa y pedir que respire dentro siguiendo el ritmo que la persona que asiste, con su propia respiración (inhalando y exhalando con un ritmo calmado). Si es culturalmente correcto, se le puede pedir que le mire a los ojos o la cara y se concentre en ella también y en sus palabras («Inhala, exhala», «coge aire, suelta aire»…)

Conectar

Si la persona está dispuesta a hablar, se puede acompañar cognitiva (pensando juntas) y emocionalmente (haciendo que sienta que no está sola, que puede apoyarse, que no le va a ocurrir nada) en la búsqueda de una forma de resolver sus necesidades y problemas, poniéndola en contacto con personas conocidas, seres queridas y redes de apoyo o facilitando el acceso a la ayuda profesional o servicios adecuados para su caso, brindando información.

Con la ayuda prestada la persona puede reencontrar sus fortalezas y sus herramientas para salir de la situación en la que se encuentra, generando estrategias propias y positivas y sintiéndose útil, fuerte y con control de nuevo.

Fin de la intervención.

Aunque puede haber muchas circunstancias diferentes, los Primeros Auxilios Psicológicos y Emocionales suelen acabar cuando la persona se ha sobrepuesto a las circunstancias que requieran los PAPS o cuando llega ayuda especializada.

Por ultimo, si quieres más información sobre este tema, la Organización Mundial de la Salud (OMS) junto con otras organizaciones especializadas en intervención en crisis y trauma han editado una guía para trabajadores que puede ser consultada en este enlace.

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