La depresión ha llegado a ser catalogada como la epidemia del siglo XXI y esto se debe a que, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ésta patología afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo, convirtiéndose así en la enfermedad mental más frecuente. En España, los casos de depresión superan los dos millones, lo que tiene graves consecuencias sociales, pues la depresión es realmente discapacitante, impidiendo a la persona que la padece realizar su trabajo con normalidad (llegando a causar largas bajas laborales), mantener buenas relaciones familiares y sociales, disfrutar del ocio, etcétera.
Son muchos los personajes famosos que han padecido esta enfermedad: actores como Brad Pitt, Jim Carrey, Angelina Jolie o Robin Williams, músicos como Lady Gaga, Miley Cyrus, Beyonce, Chester Bennington, Kurt Cobain, escritores como J. K. Rowling o Ernest Hemingway o políticos como Winston Churchill (quien llamaba a la depresión su «perro negro»).
Cómo es la depresión
Esta enfermedad mental tiene un alto impacto en las vidas de aquellas personas que lo sufren. Los principales síntomas de ésta son:
- Alteraciones del estado de ánimo (apareciendo en la mayor parte de los pacientes intensos sentimientos de tristeza y melancolía).
- Apatía (falta de ganas para hacer actividades cotidianas).
- Sentimientos de anhedonia (pérdida de la capacidad para disfrutar de las actividades que se llevan a cabo), desesperanza, inutilidad o impotencia.
- Fatiga constante.
- Disminución de la capacidad para pensar y concentrarse.
- Hipersensibilidad a los estímulos externos.
- Cambios en el nivel de actividad psicomotora (agitación o enlentecimiento motor).
- Irritabilidad.
- Aparición de pensamientos negativos relativos a uno mismo, al entorno, al futuro…
- Labilidad emocional.
Es muy habitual que esta patología se presente asociada (o provoque) a otros problemas psicológicos y físicos como la ansiedad, el tabaquismo y otras adicciones, alteraciones del sueño y el apetito, demencia, enfermedades cardiovasculares, cáncer, fibromialgia… Además, ésta enfermedad puede llevar a las personas que la padecen a autolesionarse o suicidarse.
Hay factores de tipo psicológico (como la personalidad), biológico (bajos niveles de serotonina o bajos niveles de vitaminas) o de tipo social y ambiental (por ejemplo: la crisis, desempleo, rupturas, pérdidas, etc.) que pueden contribuir a la aparición de la depresión, aunque ninguno de ellos determina que se padezca esta enfermedad, más bien predisponen a padecerla.
Tratamiento de la depresión
En psicoterapia, el tratamiento de la depresión consiste, en primer lugar, en detectar la condición que la ha originado y aquellas circunstancias que la mantienen. Así, podemos encontrar, entre otras:
- Una pérdida dolorosa presente o pasada, ya sea de un ser querido, de un empleo o de una vivienda
- La ruptura de una relación de pareja o con un estilo de vida o entorno en el que la persona solía sentirse cómoda y realizada.
- La falta de aspiraciones o, por el contrario, tener deseos y metas irrealizables.
- Poseer una autoestima baja.
- Dificultades en la relación con otras personas (como la falta de habilidades sociales)
- Sentimientos de culpa
- Angustias y miedos constantes que han acompañado a la persona durante largos periodos de su vida. Esto da lugar a dinámicas de funcionamiento personal deficientes o poco adaptativas, provocando finalmente un cuadro depresivo.
- Situaciones traumáticas que han tenido un alto impacto emocional en la persona como situaciones de abuso, padecer o haber padecido enfermedades graves…
A través de la terapia, el/la afectado/a es capaz de recuperar su capacidad de pensar, reflexionar y elaborar todas aquellas situaciones dolorosas vividas, es decir, reconocer, las causas de su estado, comprenderlas y, finalmente, construir, con ayuda del terapeuta, una nueva forma de actuar y de afrontar su realidad. A medida que la persona se va haciendo consciente de su dolor (y de lo que está en la base de éste), puede decidir cambiarlo, sientiéndose seguro para hacerlo gracias al vínculo creado con el terapeuta (pues va a ser apoyado, respetado y comprendido).
Normalmente la persona presenta también una falta de hábitos saludables (mantener unos horarios adecuados que permitan el descanso y cierta rutina que ayude a la regulación del organismo, tener una dieta equilibrada o hacer ejercicio…) o un estilo de vida poco adecuado (por ejemplo, el tabaquismo o el consumo de sustancias nocivas para el organismo), por lo que en terapia, se acompañará y ayudará a la persona a adquirir o recuperar rutinas y prácticas más sanos.
Por otra parte, en los casos más graves, el tratamiento psicológico se combina con tratamiento farmacológico.
«El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta».
Federico García Lorca (escritor español, 1898-1936)
Rosa I. Hidalgo-Barquero Torres
Referencias:
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Rosenshain, R. (2016). Depresión, la epidemia del siglo XXI. La Prensa. Recuperado el 19 de abril de 2018, de https://www.prensa.com/salud_y_ciencia/Depresion-epidemia-siglo-XXI_0_4573042690.html