El 13 de abril es el Día Mundial del Beso, y esta fecha existe para recordarnos la importancia de los besos para los seres humanos.
Existen muchos tipos de besos y son muchas las formas de darlos. Existen los besos apasionados, los besos cariñosos o los besos tiernos en la frente. Los besos sirven para saludar, para fortalecer nuestros vínculos con otras personas y para expresar amor y cariño, atracción, comprensión o respeto mutuo. Nos hacen sentir protegidos, queridos, importantes, orgullosos, entusiasmados… Pero, ¿por qué damos besos? ¿Por qué nos es tan natural besar? ¿Qué ocurre en nuestro cuerpo, y en concreto en nuestro cerebro, cuando besamos? ¿Qué beneficios tiene besar?
¿Por qué besamos?
Entender por qué nos besamos, implica a su vez, comprender para qué sirven los besos. Para ello, es necesario mirar al pasado de nuestra especie.
Según las teorías de los psicólogos evolucionistas, el acto de besarse puede venir de alguna manera predeterminado en nuestra genética y es que, según los estudios, los besos tienen gran relevancia en la perpetuación de la especie. Así, el beso permitiría encontrar una pareja pues, según estos estudios, del acto de besarse los humanos abstraemos información sobre la potencial relación.
Algunos teóricos plantean que quizá el beso puede tener su origen en la alimentación de los hijos y el reflejo de succión, pues son muchas las especies animales en las que el progenitor mastica y traspasa la comida en pequeñas cantidades de boca a boca.
Cuando se da un beso, se activan algunos de nuestros sentidos como el tacto, el olfato, el gusto… Esto provoca que se detecten patrones químicos de la otra persona que permiten saber a nuestro cerebro si está sana, si tiene un buen sistema inmunitario, sus niveles hormonales, etcétera y, de forma inconsciente, nuestro cuerpo es capaz de detectar la compatibilidad genética con la otra persona.
Un estudio de la Universidad de Albany llamado «Psicobiología del beso romántico», cuyos autores son G. Gallup, S. Hughes y M. Harrison, pone de manifiesto que tras un beso, algunas personas descartan a la potencial pareja.
Y, ¿qué ocurre cuando damos o recibimos un beso?
Antes incluso de besarse, el cerebro recibe información sobre la otra persona. Las miradas cómplices y el acercamiento de la otra piel activan el organismo. En este momento y, después, durante el beso se pone en marcha un proceso neuronal muy complejo: en primer lugar, comienza a segregarse dopamina (neurotransmisor relacionado con la sensación de placer), lo que produce un aumento de la tensión arterial y del ritmo cardíaco y respiratorio, aumentando a su vez la energía corporal y permitiendo que los diferentes sentidos se agudicen. A su vez, otro neurotransmisor, la noradrenalina, se libera en el organismo. Este segundo neurotransmisor es el encargado de aumentar el nivel de activación del cuerpo (estrés) y lleva al cuerpo a un estado de alerta que permite estar pendiente de las señales que, de forma no consciente, transmite el otro cuerpo, aumentando nuestra capacidad de percepción y sensibilidad. Este proceso se intensifica cuando los labios tocan la otra piel (por ello no es raro que los progenitores lleguen a saber si los hijos tienen o no fiebre poniendo sus labios sobre la frente de los niños).
Otra sustancia que se libera, en mayor nivel de lo habitual, al besar al otro es la oxitocina. Esta hormona es la que nos permite formar vínculos fuertes con otras personas y tiene gran relevancia para la supervivencia de la especie, pues no sólo interviene en la excitación sexual y el orgasmo, sino que, de hecho, esta hormona es liberada también durante el parto, permitiendo que surja la intimidad y el apego por el bebé. De ahí, que los besos puedan no ser sólo apasionados, sino también tiernos, cariñosos y nos transmitan protección y seguridad.
Por último, se generan también endorfinas, que favorece la relajación y la sensación de bienestar y felicidad.
Todo ello, que es procesado también a nivel emocional en estructuras cerebrales como la amígdala, produce una disminución de la hormona del estrés, el cortisol que permite que sintamos emociones agradables de placer, tranquilidad, felicidad e incluso, que disminuya el dolor físico y emocional.
Beneficios de besarse
Besar tiene grandes ventajas psicológicas y físicas, entre ellas:
- Nos permite fortalecer los vínculos afectivos y, por tanto, la confianza en las personas que nos rodean.
- Produce sentimientos de bienestar, felicidad y plenitud.
- Reduce el estrés.
- Mejora la autoestima. La imagen que tenemos de nosotros mismos viene, en parte definida, por cómo nos sentimos y por cómo nos ven los demás.
- Fortalece el sistema inmunitario (al disminuir los niveles de estrés, por el descenso de los de cortisol)
- Tiene beneficios estéticos pues se ejercitan los músculos de la cara, lo cual es bueno para tener una piel más tersa y por lo tanto, menos arrugas.
- Ayuda a combatir las caries, pues aumenta la segregación de la saliva (lo que disminuye la placa bacteriana y mantiene una adecuada salud bucal).
Rosa I. Hidalgo-Barquero Torres
Referencias:
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